La ciudad
En una ciudad donde la cultura parece un eco distante, explorar su esencia se convierte en un acto de resistencia. La Ciudad es una colección de cuatro imágenes —dos retratos y dos escenas— que trazan un mapa simbólico de la identidad regiomontana en medio de una creciente crisis ambiental. En un presente que consume el futuro, surge la pregunta: ¿hasta qué punto vale la pena llamarlo progreso?
"Sol de gules"
El sol regiomontano, símbolo de progreso económico, se presenta como una divinidad que encarna la lucha entre naturaleza y "progreso", entre lo que fue y lo que insiste en mantenerse. La flecha en su ojo refleja una contradicción: un progreso que, lejos de liberar, impone una carga. Se alude a lo divino, a lo inevitable, a la forma en que la ciudad se rinde ante símbolos que ciegan más que iluminan. Este retrato invita a reflexionar sobre la teatralidad del progreso y la promesa incierta de una ciudad forzada a ser metrópoli.
"Kit de bienvenida 2026"
Entre los símbolos de celebración y promesa, la ciudad revela tensiones más profundas. A veces, lo que se anuncia como futuro convive con señales que aún reclaman atención. Esta imagen reúne símbolos de fiesta, entusiasmo colectivo y promesas de futuro. Sin embargo, ese ánimo convive con señales evidentes de desgaste. Hay una tensión latente entre lo que se celebra y lo que se evade. La escena propone una mirada crítica a las prioridades que moldean nuestro entorno, y deja en el aire una pregunta incómoda: ¿qué estamos dispuestos a ignorar con tal de seguir adelante?
"Pragmatismo"
La imagen sugiere al pragmatismo como una clave del "progreso", pero también como un cómplice del olvido. A través de la figura de un hombre mayor atrapado en un ciclo de obediencia, se plantea cómo el tiempo se desvanece cuando se vive solo para cumplir expectativas ajenas. Su barba, cuidadosamente arreglada en estilo french fork, aporta una simetría que resalta la rigidez del entorno y el dilema de encajar en el modelo social. Esta imagen invita a reflexionar sobre una ciudad que premia la obediencia, donde el "progreso" a menudo se reduce a callar, cumplir y dejar pasar.
"Este florero no se va a caer"
Un florero permanece suspendido al borde de una caída inminente. No hay señales claras de advertencia, ni garantías de estabilidad, solo un silencio tenso que lo envuelve todo. La escena sugiere una calma frágil, casi forzada, como si el peligro solo existiera para quien decide verlo. En una ciudad que se rehúsa a reconocer su desgaste, la imagen invita a cuestionar cómo persistimos en la ilusión de estabilidad, cuando las señales de un caos ineludible están frente a nosotros.
Créditos y agradecimientos de “La Ciudad”
Fotografía: A.D. Costa
Producción: Daffodil, A.D. Costa
Asistentes: Mariana González Orta
Arte: Mariana González Orta, Carlos Bocanegra
Styling: Marifer Brito
Maquillaje: Charbel Salam
Actores: Nicolás Díaz Castañeda, Gustavo Sauceda
Agradecimiento particular a Ricardo Zertuche, Christian Araujo, Ximena Alanis, Carmen Carmesí y familia Costales-Gonzalez
Prints disponible bajo pedido en:
AMOBA - ESPACIO CAFÉ
Río Guadalquivir 320-Local G14, Del Valle,
66220 San Pedro Garza García, N.L.
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